jueves, 22 de noviembre de 2012


Poema a la música  Susurro silencioso y celestial. Liberación del alma de ese cuerpo que cuando te oye escapa de nosotros, dejándonos placer en nuestro pecho.
Dulce lluvia salvaje de sonido. Río fiero que hieres a la piedra. Pequeñísima llama de apagado azul y fuerte rojo por la leña.
Lira que por el viento eres rasgada. Violín que nos repartes tu armonía. Partitura que, llena toda entera de inspiración, de mundo y poesía,
nos anegas la vida de belleza. Música celestial, rosa más pura sacada del Jardín del Paraíso y enteramente llena de hermosura.

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