Poema a la música Susurro silencioso y celestial.
Liberación del alma de ese cuerpo
que cuando te oye escapa de nosotros,
dejándonos placer en nuestro pecho.
Dulce lluvia salvaje de sonido.
Río fiero que hieres a la piedra.
Pequeñísima llama de apagado
azul y fuerte rojo por la leña.
Lira que por el viento eres rasgada.
Violín que nos repartes tu armonía.
Partitura que, llena toda entera
de inspiración, de mundo y poesía,
nos anegas la vida de belleza.
Música celestial, rosa más pura
sacada del Jardín del Paraíso
y enteramente llena de hermosura.
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